LA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL Y LA TRIALÉCTICA PARA EL CAMBIO

Escrito por el 17 de junio de 2021

John Harold Córdoba Aldana

Vicerrector Académico Universidad Pedagógica Nacional

 

En una nueva situación estas cuestiones pueden agudizarse, y será preciso hacer frente a la tendencia a hacer fácil lo que, sin desnaturalizarlo, no lo puede ser. Si de un grupo social que tradicionalmente no ha desarrollado aptitudes adecuadas se quiere crear un estrato de intelectuales que abarque las más grande especializaciones, habrán de superarse dificultades inauditas.

Antonio  Gramsci. La formación de los intelectuales.

 

Desde el 28 de abril de 2021, en Colombia se han presentado revueltas sociales inéditas en la historia reciente. El detonante resultó ser una propuesta de reforma tributaria que afectaba particular- mente a las clases medias por el incremento de impuestos indirectos. Sin embargo, tal estallido resulta de la acumulación de conflictos sociales que datan del siglo xx y que tienen relación con las grandes desigualdades económicas del país. Según datos del Banco Mundial (1), a partir del índice de Gini (2) que mide la distribución de los ingresos, Colombia ocupaba en 2019 el segundo puesto con un coeficiente de 51,3 (octavo a nivel mundial); después de Brasil, con 53,4, el país más desigual de América Latina. Esta desigualdad se expresa de múltiples formas, como en la concentración de la tierra, la privatización de servicios públicos o en la cotidianidad de cada colombiano por la informalidad del empleo, los bajos salarios, las condiciones de habitabilidad de las viviendas, el hacinamiento, el transporte público ineficiente, la degradación ecológica.

La protesta actual reúne un amplio crisol de reivindicaciones acumuladas por el paso del tiempo y no atendidas de manera oportuna: el freno al cumplimiento del Acuerdo de Paz con un sector de la insurgencia, los costos de la canasta básica familiar, el degradado sistema de salud, la corrupción estatal, los altos costos de los fletes que afectan a pequeños y medianos transportadores, el racismo estructural que se mantiene hacia las comunidades negras e indígenas, el acceso a tierra productiva para los pueblos originarios, la falta de políticas agrarias que respalden las economías familiares y campesinas, las indignas condiciones laborales de los trabajadores y, desde luego, la falta de propuestas adecuadas para los jóvenes que habitan los centros urbanos, quienes ven vulnerado su derecho a la ciudad, a la posibilidad de participar sobre el futuro que están imaginando y que no es aquel que planean los políticos o tecnócratas, entre otras situaciones que se acrecentaron con el mal manejo de la pandemia en el país.

Los y las jóvenes que nacieron a finales del siglo xx e inicios del xxi son los protagonistas de las manifestaciones actuales, junto a habitantes de los barrios periféricos de las grandes ciudades, quienes han tenido muy pocas ofertas para su desarrollo personal o profesional. Muchas y muchos de ellos son estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional y de otras universidades públicas y privadas; así como hay otros y otras a quienes la educación superior les fue negada. Lo cierto es que desde años atrás las nuevas generaciones han protagonizado las movilizaciones en el país a partir de un amplio repertorio en las dinámicas de acción colectiva que se visibilizan en un momento específico por de- terminadas situaciones sociales, políticas o económicas, pero en el fondo muestran una inconformidad sistemática.

Sin querer ir más lejos, las juventudes colombianas se han manifestado tomándose las calles de manera periódica desde el año 2011 con la MANE (Mesa Amplia Nacional de Estudiantes). En 2016, los jóvenes se tomaron las redes después del triunfo del No en el plebiscito y realizaron una concentración en la Plaza de Bolívar. A estas acciones, se suman el paro en Buenaventura, el movimiento Universitario de 2018, el paro de 2019, las múltiples manifestaciones por la muerte de Dilan Cruz y las manifestaciones en contra del abuso del poder policial en 2020 por el caso de Javier Ordóñez. Existe una clara reivindicación social de los jóvenes para acceder a los recursos urbanos que se están negando y cuya respuesta es más represiva, obviando la construcción de una política que reduzca las desigualdades económicas y sociales.

El 2021 es una continuidad de esas manifestaciones juveniles marcadas por la falta de propuestas y planificación del Estado, esta se ha profundizado debido al desconocimiento para enfrentar una crisis como la pandemia de la covid-19. La novedad en las manifestaciones actuales se expresa, por ejemplo, en barricadas ubicadas en los barrios periféricos de ciudades como Bogotá o Cali, que recogen la solidaridad de la población y el descontento de la comunidad; además de las masivas marchas hacia puntos no tradicionales que convierten a los lugares en hitos de la protesta como el Portal de las Américas, renombrado como Portal de la Resistencia; o el Puente de Santa Librada, ahora reconocido como Puente de la Dignidad. Asimismo, son dicientes las concentraciones multitudinarias al Monumento a los Héroes o el derribamiento de imágenes icónicas que cuentan la historia de los colonizadores.

Las anteriores circunstancias por las que ha atravesado el país en movilización social permiten indicar que los jóvenes están dispuestos a insistir en la construcción de un futuro inmediato distinto para ellos y para la sociedad, están dispuestos a tomar las riendas de su futuro, frente a estructuras enquistadas que no permiten reconocer el necesario cambio social en Colombia. Los y las estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional son parte activa de este proceso desde los territorios que habitan. Este movimiento logró retirar la reforma tributaria, la reforma a la salud, provocó la renuncia del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, y llama la atención a nivel internacional sobre las graves violaciones de los derechos humanos a las que están siendo sometidos los jóvenes y la población que protesta.

Para leer el boletín completo pulse clik

http://www.boletines.pedagogica.edu.co/uploadimages/files/boletin_VAC_3.pdf

Fuentes:

(1)       https://datos.bancomundial.org/indicator/SI.POV.GINI?contextual=region&end=2019&locations=- CO&start=1992&view=chart

(2)       Índice que mide la distribución de los ingresos dentro de una economía entre 0 y 100, siendo 0 la perfecta igualdad y 100 la perfecta desigualdad. Entre más se acerque la cifra a 100, la distribución de los ingre- sos de una economía es más desigual.


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