Arte y Violencia Una Toma Única, para reflexionar en torno a la obra de la Maestra Doris Salcedo

Escrito por Radio Pedagogica el 18 de marzo de 2019

Por: Lorenzo Contreras, Wendy Gil y Aura Beltrán: Estudiantes semillero Arte-Rias Culturales UPN, Licenciatura en ciencias Sociales

Imagen Recuperada de: https://www.semana.com/cultura/articulo/nueva-obra-de-doris-salcedo-se-presenta-en-madrid/543857

La Maestra escultora Doris Salcedo, es la protagonista de esta Toma única, la maestra nace en la ciudad de Bogotá-Colombia en 1958. Esta gran artista colombiana desarrolla todo su trabajo artístico alrededor de esa profunda violencia que tuvo como primera evidencia para ella, “La toma del Palacio de Justicia” en 1985. La Maestra Doris Salcedo esculpe desde las entrañas, es una asidua narradora del dolor. Desde su llegada a Colombia en 1985 después de haber realizado su viaje a Europa influenciada por la corriente de Marcel Duchamp y Josep Beuys decide encaminar su obra a mostrar el dolor de las personas que quedan partidas por la ausencia del ser querido, todas aquellas huellas que dejan el ilimitado terror del conflicto armado en Colombia, el arte político y visceral de una historia oficial que guarda silencio.

La Maestra Doris Salcedo artista escultora o “hacedora de objetos” como le gusta llamarse realiza todo un estudio etnográfico con las personas víctimas del conflicto. Viaja a zonas marginales para instalarse allí en las comunidades durante semanas meses y hasta años, junto a todas aquellas familias golpeadas por la violencia. Según Doris Salcedo «Yo no creo que la reproducción de una imagen impida la violencia. Yo creo que el arte no tiene esa capacidad. El arte no salva. Y yo no creo que exista redención estética, por desgracia. (…) Yo creo que en arte no se puede hablar de impacto. Y mucho menos de impacto social; para nada de impacto político; y un reducido, muy débil impacto en lo estético. (…). Lo que el arte puede es crear esa relación afectiva que transmita la experiencia de la víctima. Es como si la vida destrozada de la víctima, que se truncó en el momento del asesinato, en alguna medida pudiera continuar en la experiencia del espectador.»

Ganadora del Premio Velásquez 2010 en reconocimiento a esa madurez y trayectoria que ha distinguido su obra durante tanto tiempo. Fue la primera mujer en recibir este galardón instituido en el 2002 por el gobierno español. Igualmente recibe el premio de arte de Hiroshima como honra a los logros de los artistas que contribuyen a la paz de la humanidad en el campo del arte.

Durante el programa radial se abordan las diferentes obras de Doris Salcedo. Inicialmente, trabajos de la década de los 90, los cuales están enfocados a mostrar los hechos que la historia oficial ha ocultado. Entre los trabajos de esta década se evocan tres obras: “Camisas” (1989-1990), “Atrabiliarios” (1993), “Túnica del huérfano” (1998). Cabe resaltar que cada una está cargada de simbología y contenido político. Además, cada obra parte de un testimonio, no con el fin de narrar un acontecimiento, sino de evidenciar como las víctimas quedan marcadas. También se abordan obras como “noviembre 6 y 7” (2002), en la cual Doris Salcedo trae a colación lo sucedido en 1985 con la toma del palacio de justicia, en donde se enmarca la ausencia con sillas de madera suspendidas contra la fachada del edificio.

Doris Salcedo evidencia por medio del arte la ausencia y las cicatrices que ha dejado la violencia. A raíz de esto se abre espacio en el programa para referir otras obras como: “Plegaria muda” (2005-2008), “Shibboleth” (2007), “Palimpsesto” (2017-2018). Del mismo modo, las obras “Sumando ausencias” (2016) y “Fragmentos” (2018), permiten abrir un espacio de diálogo frente al conflicto armado en Colombia. Además, se trae a colación el sorpresivo resultado del plebiscito, en donde gano el NO frente a los acuerdos entre el Gobierno y las FARC-EP.

Finalmente podemos concluir que traer la obra de Doris Salcedo al programa de TOMA ÚNICA: Confluencias políticas y culturales, espacio dirigido por el profesor Ricardo Ruiz Angulo, es ver el conflicto y la historia de Colombia con otros ojos, desde un lente distinto, es apropiarnos de su legado y entender que su arte trata de darle protagonismo a personas víctimas del conflicto que no figuran en la historia universal sino en la crónica roja de la prensa local, es entender como el testimonio de mujeres, hombres y niños que vivieron la guerra a flor de piel pueden reivindicarse en la historia de nuestro país a través del arte, porque en una sociedad tan fragmentada y heterogénea como la nuestra es un gran paso que puedan tratarse de unir experiencias y memorias divergentes en un espacio común. Situándola así en un referente que nos permite pensar una visión de futuro, en la que los opuestos conviven y lo incompatible coexiste pacíficamente.