CONMEMORAR EL 8 DE MARZO. LA HISTORIA DE LAS MUJERES “A LAS QUE LES NACIÓ LA CONCIENCIA”.

Escrito por el 8 de marzo de 2019

En medio de bodegas inmensas que albergaban a cientos de trabajadores y trabajadoras, de todas las edades, hombres, mujeres y niños que desfilaban a las fabricas todas las mañanas y como en una escena de la película Tiempos Modernos, de Charles Chaplin, el cuerpo humano se convertía en una extensión de la máquina y el tiempo en dinero. Así la revolución industrial además de cambiar la historia y la forma de producción y consumo a nivel mundial, también dio origen a una nueva clase social, los trabajares cuyo único bien era su fuerza de trabajo. No eran contratados ni contaban con derechos laborales o pagos justos. A mediados del siglo XIX, las grandes ciudades como New York eran escenarios de huelgas y protestas de trabajadores.

Tomado de: www.montcadafeminista.com

Imagen tomada de internet

Jornadas de 12, 16 y más horas, pagos diferenciados entre hombres y mujeres y entre estos y los niños, hacían de las condiciones de vida de las familias trabajadoras un esfuerzo diario que no tenía recompensa y los sumía en la pobreza.

Entre las decenas de huelgas una quedaría para la historia como antecedente de las luchas de las mujeres trabajadoras. El 8 de marzo de 1857 miles de trabajadoras de la industria textil en New York salieron a las calles para exigir; pagos justos, recorte en sus horarios de trabajo y la eliminación del trabajo infantil, entre otros. Su lema fue “Pan y Rosas”. Por su parte las Mujeres sufragistas en Inglaterra, lideradas por Emmeline Pankhurts fundaron este movimiento en 1903, su lema fue “actos y no palabras”, por ello no dudaron en encadenarse a las rejas de edificios públicos, hacer huelga de hambre, sabotear las redes eléctricas, lo que llevo a muchas de sus militantes a la cárcel. Para el año 1918 y finalizada la I Guerra Mundial las mujeres inglesas lograron su derecho al voto.

En 1910 durante la 2da Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, a la que asistió Rosa Luxemburgo, celebrada en Copenhague (Dinamarca), se decidió proclamar el día internacional de la mujer para el mes de marzo. Esto como muestra de solidaridad de las mujeres europeas con las huelgas de las fábricas textiles en Estados Unidos. Un año más tarde en 1911, el incendio de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist en New York, dejo un total de 146 víctimas, todas mujeres entre los 14 y 23 años de edad, en su mayoría migrantes europeas. Esta sería no sola la tragedia más grande vivida en la ciudad, también un referente histórico que ponía en evidencia la explotación, discriminación y subvaloración de la vida humana y en este caso de las mujeres trabajadoras. Las víctimas murieron atrapadas en la fábrica luego que las salidas fueran cerradas para “evitar robos”. Situación similar se presentaría en el año 2013 en Bangladesh, cuando el derrumbe de del edificio textil Rana Plaza, dejaría más de 300 víctimas mortales. En su mayoría mujeres.

En el caso colombiano y solo por citar a una de ellas, “La Flor del Trabajo” María Cano enfrentó a una sociedad conservadora donde la plaza pública era asunto de hombres y las mujeres que se atrevían a salir a la calle eran señaladas y rechazadas por muchos. María Cano “comienza en 1925 las giras que la hicieron famosa en todo el país. Las gentes se lanzaban a la calle, primero para apreciar a esa curiosa mujer que hablaba en público sobre asuntos de hombres, y cuando se la escuchaba provocaba la adhesión de los pobres y la indignación de las élites. Su primera gira fue a la zona minera de Segovia y Remedios, después de la cual su lenguaje adquirió un carácter claro y directo: “…Compañeros en pie. Listos a defendernos. Seamos un solo corazón, un solo brazo. Cerremos filas y adelante, Un momento de vacilación, de indolencia, dará cabida a una opresión más a nuevos yugos. Valientes soldados de la Revolución Social, ¡en marcha! ¡Oid mi voz que os convoca”(1)

Serian miles de palabras y centenares de páginas las necesarias para hablar de las mujeres que, a lo largo de la historia han dado de frente con ella, para escuchar su propia voz y lograr ser escuchadas. Desde la era de las revoluciones e incluso antes, las mujeres a las cuales “les ha nacido la conciencia”, como escribió Rigoberta Menchú en su autobiografía, son las responsables de esta conmemoración. La conmemoración del día internacional de la mujer, oficialmente proclamado por la ONU en 1975, responde una historia que aún se sigue escribiendo con trazos de mujeres.

Una fecha que marca y recorre una larga trayectoria de lucha por los Derechos Económicos, por los Derechos Políticos, por los Derecho Civiles, como lo hicieran Rosa Parks (1955) y Ruby Bridges (1960) y sus padres en el Estado Unidos de mediados del siglo XX donde la segregación racial hacía de las mujeres afrodecendientes, mujeres doblemente discriminadas. Esto Cien años después de la proclama “Pan y Rosas” de las trabajadoras textiles de New York.

Hoy 8 de marzo de 2019, a 162 años de la huelga como referente histórico, pero a la vez como uno de los tantos hechos liderados por las mujeres en pro de un mundo más equitativo, justo y libre. Las mujeres seguimos redefiniéndonos como sujetos políticos, desde los feminismos o desde los nuevos movimientos sociales, ya hoy no tan nuevos, pero si vigentes, desde las nuevas tendencias políticas y culturales, para decir ¡estamos presentes, tenemos voz y derechos! Pero aún falta un largo camino por recorrer ya que vivimos en medio de una sociedad que carga con prejuicios y prácticas de discriminación que se esconden en preceptos conservadores o valores acomodados que buscan limitar o eliminar los derechos de otros.

En esta fecha de conmemoración es común escuchar consignas como “Mi cuerpo es mío y yo decido” “No más feminicidios” “Nos queremos vivas” “Las mujeres no parimos hijos e hijas para la guerra”. Esta última frase de la Ruta Pacífica de las mujeres, movimiento colombiano que ha hecho frente a las acciones y efectos del conflicto armado en todo el territorio nacional, evidencia que, en un país del siglo XXI con una de las democracias más antiguas de América Latina, la vida es aún un derecho no alcanzado.

Es así que todas ellas, en todas las épocas, de todas las edades y de todas las etnias y creencias han logrado, no sin pagar un alto precio, un cambio que, a fuerza de voluntad, de trabajo conjunto, de valentía y determinación nos permiten a nosotras hoy; leer estas líneas, estudiar, tener trabajos, decidir libremente sobre nuestra maternidad, sobre nuestros cuerpos, sobre nuestros bienes y recursos, sean cual fuere, entre otras tantas cosas que por costumbre hoy parecen naturales y permanentes en el tiempo. Todo esto porque a las generaciones precedentes, a la actuales y a las futuras “les nació y les nacerá la conciencia”.

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Fuentes

(1)  http://enciclopedia.banrepcultural.org

Imágenes tomadas de:

https://montcadafeminista.files.wordpress.com

https://www.ictj.org


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